viernes, 29 de enero de 2010

Capítulo 2

Tímidamente, continuo avanzando por mi camino, sintiendo el chisporroteo del agua bajo mis botas, a medida que me voy alejando de la casa, oigo esa melodía desvanecerse con el sonido de la llovizna que cae ligeramente.
Me voy acercando al bosque, donde se encuentran las mejores casas del pueblo, unas viviendas señoriales, que te quedas embobado por su presencia, y esos jardines, tan simétricos y cuidados. Normalmente sólo viene gente rica de las grandes ciudades, para desconectar de tanto ruido y tanta contaminación. Por eso cada verano veo a gente muy distinta.
Noto que me vibra el móvil y me detengo.
- ¿Diga?
- Libby, soy Amanda, estoy con Corinne y Dayana en el Rock Daddy, que va a tocar un amigo de Corinne, ¿Te vienes?
- Por supuesto, ¿me esperáis dentro?
- Claro, hasta ahora.
Guardo el móvil en mi bolso negro de piel y me dirijo al Rock Daddy, un local musical. En este pueblo solo hay una discoteca y este local para gente de mi edad, de diecisiete años.
Amanda, Corinne y Dayana son mis mejores amigas, somos compañeras de instituto, y nos conocimos hace poco. Amanda, es de piel clara, pelo castaño y liso, muy liso, con unos ojos grises que te transmiten ternura, es esbelta y con las piernas largas. Corinne es de piel clara y rubia, pero un rubio tirando a castaño, un color tostado, como sus ojos, su estatura es normal, y también es delgada pero no tanto como Amanda. Dayana, tiene el pelo de un castaño rojizo, y con unos rizos grandes y bien formados, es alta y delgada. En cuanto a mí, tengo el pelo castaño oscuro, ondulado, y revuelto muy revuelto, mis ojos son de un verde oliva, y mi cuerpo no es gran cosa, soy de estatura normal y delgada.
Al fin llego a mi destino, y empieza a llover fuertemente. En los porches están resguardadas mis amigas, saludándome felizmente.
- ¡Hey!, ¿no me esperabais dentro?- digo confusa.
- Si, pero todavía no ha empezado y hemos salido a tomar el aire i a fumarme un cigarro.- dice Dayana, sacando el humo de su boca, que se mezcla con el vaho de la humedad y del frío.
Entramos en el local, por fuera parece poca cosa, pero por dentro es enorme. Es un pequeño pasillo, y al final hay unas escaleras que bajan y dan a una pista grandiosa, con un escenario en un extremo, al otro el bar, y subiendo unas pequeñas escaleras encima de esa grande sala, un montón de sofás distribuidos y una baranda donde se puede ver escenario desde arriba. Está todo lleno de gente esperando, unos tomándose cubatas otros sentados en los sofás de arriba,...
Aquel ambiente es acogedor, los grandes altavoces reproducirán la música a todo volumen envolviéndonos en una profunda calma.

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