jueves, 8 de diciembre de 2011

Miedo

Miedo,
Siempre estás ahí, acechándonos, me atormentas continuamente, no me dejas vivir. Haces que esté inquieta, que calcule cada movimiento, cada palabra; haces que busque asustada a mi alrededor algun indicio de tu presencia. Me ahogo, susurras a mi oído solamente para divertirte, produces escalofríos creando inseguridad.
Sé que me conoces, sabes todo lo que siento, pienso y temo. Me conoces más que nadie y eso no me gusta.
Eres una gran parte de mí, estamos unidos, sin ti no existo; sin ti nadie existe. Todo el mundo tiene miedo, todo el mundo te teme, todo el mundo quiere hacerte desaparecer de su mente para poder avanzar en la vida.
Miedo a querer, miedo a morir, miedo a sentir, miedo a vivir, miedo al miedo...




martes, 31 de agosto de 2010

Capítulo 7

Una mañana después de varias noches yendo al Rock Daddy me despierto sobre las diez de la mañana y bajo las escaleras de madera hasta la cocina, me preparo un zumo de naranja y unas tostadas con mantequilla.

Mis padres como siempre están trabajando, mi padre es arquitecto, el mismo que diseñó nuestra casa, ahora está en proceso de construcción de la casa de verano de uno de los hombres de negocios más importantes de la gran ciudad, así que estará ocupado durante bastante tiempo…

Mi madre, por otro lado trabaja en un centro de desintoxicación, se encarga de ayudar a la gente adicta a salir del paso, a recuperar el tiempo perdido, volver con sus familias y a recuperar su vida, es un trabajo bastante duro y la mayoría del tiempo se lo pasan trabajando.

Por otro lado tengo a Gladis que es la mujer de la limpieza, casi todo el día está en casa. La mujer limpia bien, pero después de terminar la faena, se sienta en el sofá a ver en gran pantalla, las telenovelas de la tarde y así se pasa toda la tarde delante del televisor con su cigarrillo en la mano y un par de cervezas. Tiene mérito limpiar una casa tan grande en una mañana… Me acuerdo que de pequeña me dijo que nunca me casara, que los hombres no saben cuidar otra cosa que no sea su coche…

Dejo el vaso y el plato vacío en la pica y me despido de Gladis que limpia la entrada:


-Gladis me voy a la playa que he quedado con Amanda, supongo que vendré a la hora de comer, sino llamaré


-De acuerdo Libby


La mañana transcurrió sin ningún percance, al final llamé a casa para avisar a Gladis, y nos fuimos Amanda y yo a comer.

El problema es que estamos caminando por las calles en busca de un restaurante, pero todos están repletos de gente, o algunos cerrados por vacaciones.


-Oye Libby estoy agotada…Tengo calor, me sudan los pies, y tengo una sed que me muero...


-Yo también Amanda, además éstas sandalias me han hecho un roce entre los dedos y me muero del dolor… Jope no sé porqué se te ha ocurrido ir a comer a un restaurante


-¿Perdona? Lo has dicho tú, no me vengas con esas


-Ja, ja, ja, perdona era broma, ay, que cansancio…


Las dos estamos muy cansadas, cuando al fin, pasamos por un callejón y vemos un letrero que pone: Menú a 8 €.

El bar está casi vacío, hay pocas mesas distribuidas y la barra, pero después hay unas escaleras que dan a un espacio con más mesas, así que nos sentamos en una de ellas.


-Dios si no hay casi nadie, con la caminata que nos hemos pegado ya puede ser buena la comida que sino… Y, ¿Has visto el nombre del bar?, The born… Parece el título de una película de alienígenas invasores o algo por el estilo -dice Amanda riéndose-.


-Ja, ja. Es verdad que el nombre del bar parece de una peli de ésas, pero me gusta. Oye, ¿Estás segura de que le has dicho al hombre de la barra que subíamos aquí?


-Pues claro que sí, además me ha dicho que ahora nos pediría lo que vamos a comer, así que date prisa y escoge ya -me dice Amanda-.


-Vale, pues yo quiero el menú 8: una ensalada de la casa y calamares a la romana, de beber agua. Y, ¿tú?


-Pues yo…Me parece que me voy a coger el menú 6: una ensalada de pasta, pechuga de pollo al roquefort y agua


A lo lejos de la sala veo que acaba de subir por las escaleras el camarero, pero me resulta bastante familiar su cara… ¡No puede ser!


-Hola, ¿qué vais a p…? ¡Anda míralas!


-Shane, ¡Qué sorpresa! -dice encantada Amanda-.


-Lo mismo digo, ¿Qué hacéis aquí?


-Nosotras hemos venido a comer aquí porque llevamos caminando desde la playa en busca de un restaurante o un bar pero todos están llenos -explica mi amiga- Y ¿tú?


-Pues yo trabajo aquí desde hace ya un año -Shane se gira y me mira con esa sonrisa suya que me saca de quicio pero que a la vez me hipnotiza- ¿Qué tal Libby?


-Bien -espeto, y me giro de morros-.


-¡Libby!, déjala está cansada de tanto andar, a ver, toma nota: yo un menú 6, ella el 8 y dos aguas por favor


-Ahora mismo -dice Shane mientras que se termina de apuntar la comanda-.


Y se aleja, pero antes me da con la libreta en la cabeza, con la que antes ha apuntado nuestro pedido.


-¿…Pero, qué? Será grosero…


-Eso tú, ¿Por qué te comportas así con él? -dice Amanda molesta-.


-Porque no me gusta, parece un niño y se comporta como tal


-Oh venga, si no lo conoces de casi nada, solo de haber ido al local musical


-Pues con eso me basta -digo medio enfadada y no quiero seguir más con ese tema-.


-A veces pareces tú la niña


-¿Interrumpo algo?, parece que estabais hablando de mí ­-dice Shane, dejando las aguas y la comida en nuestra mesa, mirándome y riéndose-.


-No te creas tan importante -digo yo triunfante-.


Amanda me mira i mueve la boca diciendo borde.


-Que aproveche borde -dice Shane mientras se va y Amanda suelta una carcajada-.

jueves, 18 de marzo de 2010

Capítulo 6

Presente

Los ojos se me humedecen, las lágrimas me empiezan a salir de golpe, sin haberles dado mi permiso.
Siento rabia, mucha rabia. El hecho de que le tuviera que pasar precisamente a ella, a una persona que no se lo merecía de ninguna de las maneras, una persona que era buena, que la tenía a mi lado, que confiaba en mí, que me entendía.
Es una injusticia, todo lo es, porque aun así la gente continua con sus miserables vidas, sin importarles lo que sientan los demás, o lo que les ha pasado, porque nadie y es cierto, nadie estará a tu lado, siempre estaremos completamente solos, con nuestros pensamientos, los remordimientos y nuestros sentimientos…

Puede que alguien te haga promesas, diciéndote cosas estúpidas en tus oídos que harán que te enamores perdidamente de él, y que después al cabo de un tiempo eche a perder todo y decida irse de tu lado.
Odio a esa gente que juega con tu corazón, y que después, si éste se cae y se rompe, ellos huyan corriendo sin querer saber nada de ti, ni de tu corazón partido.

Esto no tiene nada que ver con la muerte de mi amiga, pero es que el mismo malestar me hace pensar en todas las cosas malas que me han sucedido, o que simplemente ahí están, y que a todo el mundo le hayan pasado alguna vez.
Ahora gritaría, sí, en medio de toda esta gente, puede que piensen que estoy loca, pero no haré nada, porque soy una maldita cobarde.

La noche pasa sin ninguna novedad, seguimos allí sentados escuchando música, bebiendo, charlando,…
Cuando termina todo el repertorio de conciertos, cada uno se va a su casa, mis amigas y yo, como vivimos cerca las unas de las otras nos vamos juntas, y ellos se van por otro lado.

martes, 16 de febrero de 2010

Capítulo 5

Paso por su lado sin mirarle, e ignorándole.
Oigo una risa a mis espaldas, seguramente es de Shane, pero me da igual. Sigo caminando hasta que visualizo a mis amigas charlando animadamente con los chicos del grupo, están todos sentados en los sofás que hay en el segundo piso.
Me recuesto en uno de ellos sentándome al lado de Lucas, ya que es el único sitio vacío, noto que alguien se sienta a mi lado, Shane, otra vez.

-Por favor, prestadme atención. Tengo el placer de presentaros a Maxime, un gran pianista que nos encandilará a todos con su música.- El presentador se retira dando paso a un chico, que, en comparación con los chicos de Without course, con su toque desaliñado y rebelde, él es elegante, aunque o lleva traje, pero con unos simples tejanos y una camisa no le falta nada para verse tan elegante.

Me fijo bien en su rostro y me doy cuenta que ese chico me suena de algo.

- Pero, si es…- Murmuro en voz bajita.

- ¿Lo conoces?- Me pregunta Lucas, que se ha percatado de mi sorpresa.

- Bueno, más o menos…- Es el chico que me encontré aquel día que paseaba por la calle y que, que canté al compás de su música…

- Es un pijo de mierda…- Oigo que espeta Shane.

- Vamos no me seas borde- Exclama Lucas, dándole una colleja a Shane. La cara que pone éste, hace que me eche a reír.

Percibimos, que las notas del piano de Maxime empiezan a susurrarnos melodiosamente en nuestros oídos, y todos nos quedamos en silencio.
Me vuelvo y veo que el semblante de Shane se pone duro a causa de la rabia y el rencor, no entiendo el por qué. Él se da cuenta de que lo estoy mirando y se da la vuelta enarcando las cejas.
Sus ojos hacen el intento de intimidarme, al principio me pasa, pero rápidamente me doy cuenta que estoy actuando como una tonta de catorce años y presto atención a la canción que toca Maxime.

Esa melodía es la misma que la de aquella vez, es la canción que conocía, me pongo tararearla con un tono bajito, cerrando los ojos y recordando aquellos días…

2 de Septiembre del año anterior

Faltaba poco para que el instituto empezara. Estaba ansiosa por ver a Evelyn porque había estado todo el verano fuera del país. Le tenía que contar muchísimas cosas: mis dos últimos líos, rumores sobre la fresca de Regina, una de las peores personas que te puedes encontrar en el mundo, porque si te cruzas por su camino, te hará la vida imposible y no le importa lo que sufras para conseguir lo que ella quiere. Esto y mucho más le habría contado si no hubiera pasado lo que ocurrió.

Ése día volvía de la playa, ya que hacía mucho calor y la teníamos al lado de casa. Entré por el jardín trasero, me despojé de la toalla y de las demás cosas de la playa. Decidí coger mi móvil y llamar a Evelyn, por si ya había llegado. Se oía de fondo la radio reproduciendo una canción lenta, stay with me. Todo pasó demasiado de prisa.
Mi madre interrumpió la llamada que iba a hacerle a Evelyn de un grito, cuando fui a ver lo que había sucedido, la vi paralizada, con los ojos muy abiertos, y con una mueca de dolor en el rostro. Ella me estaba indicando con el dedo índice la gran pantalla del televisor. En ella aparecían muchas imágenes, la de un avión estrellado, miles de cuerpos sin vida tirados.
En el momento en el que pasaban las fotos de las familias fallecidas, apareció, lo peor que me podría pasar sucedió. Su foto. Sus padres sonrientes, y ella en el medio feliz, con una gran sonrisa en su rostro.
Se me resbaló el teléfono de las manos, las piernas me temblaban y no podían aguantar mi peso. Un montón de imágenes pasaban por mi mente mientras la canción de antes aún continuaba sonando como si nada hubiera pasado.
Caí al suelo, y alguien me cogió acunándome en sus brazos, mi madre.

Cada uno de los siguientes días fueron una tortura, para mí. No comía, no dormía, lloraba a todas horas. No hablaba con casi nadie, y en el instituto todo el mundo sabía lo que había pasado. Todo el mundo sabía quién era, pero nadie la conocía como yo.

Todos continuaban con sus risas, sus bromas. Por los pasillos, me veían y me miraban con cara de lástima, como disculpándose ante ese hecho. Hasta la mismísima Regina vino a consolarme.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Capítulo 4

Al primero que veo salir es al bajista, un chico alto y fuerte con una media melena de color castaño y unos ojos marrones, el segundo es el vocalista, sale poniéndose una gabardina larga de color negro. Su rostro es de facciones duras, pero el pequeño hoyuelo que tiene en la barbilla le da un toque de gracia, su pelo está rapado casi al cero, tiene los ojos grises.

Los dos últimos que terminan en aparecer son el batería y el guitarrista. El batería es alto y delgado, pero musculoso, el pelo liso, rubio y con una pequeña cresta y de ojos negros como el carbón. El guitarrista, el que me había estado mirando antes, es alto, fuerte, el pelo oscuro, casi negro y todo despeinado, de facciones duras, como el vocalista, y unos ojos verde esmeralda.

Una vez terminado el análisis de cada uno de los componentes del grupo, veo que se acerca a nosotras el chico del pelo rapado y oigo que dice:
- Corinne, ¿qué tal?- Se saludan amigablemente.- Hace mucho que no te veía.-
- Sí, bueno, veo que me has echado de menos- Contesta mi amiga.
- Ja, ja, y yo veo que no has cambiado mucho, sigues igual de creída- dice el chico burlándose.
- ¡Cállate!- los dos empiezan a reírse divertidos.
Al ver que los amigos del chico y que nosotras no nos estamos enterando de nada, dejan de reírse y nos prestan atención.
-Chicas éste es Matt, y el vocalista de Without course, íbamos a secundaria juntos.- Dice Corinne.
- Ella era la popular y yo el rebelde, pero bajó un poco los humos de diva y decidió venir con los “normales”.- Dice haciendo el signo de las comillas con los dedos.
- No hace falta que les cuentes toda mi vida- Contesta un poco dolida hacia ese recuerdo, del cual no tenía ni idea.

Matt nos presenta a sus compañeros: el chico de la melena se llama Daniel, el rubio Lucas y, por último, el guitarrista se llama Shane. Nosotras hacemos lo mismo.
Nos quedamos fuera hablando, hasta que el grupo termina de prepararse para salir al escenario.

Se ve que ellos cuatro están juntos desde secundaria, pero no tenían mucho éxito hasta que encontraron éste local para poder tocar, a raíz de eso los conoce más gente. Todos tienen la misma edad que nosotras, diecisiete años, menos Daniel y Lucas, que tienen dieciocho.

Nuestra conversación fue interrumpida por la voz del presentador dándoles la bienvenida al próximo grupo y todos entramos porque a fuera ya estaba haciendo frío.


-Ahora vengo, voy al baño. – Me dirijo torpemente hacia el servicio, sin saber dónde está. Veo una puerta a un lado de la sala donde hay un pequeño pasillo, voy hacia ella y me doy cuenta de que hay un pequeño letrero que pone servicios.
Una vez dentro del de mujeres, veo a una pareja besándose, a una chica toda desaliñada preparándose algo que parecía un porro, me doy cuenta de que me mira bruscamente, y yo no sé el motivo. Sigo andando hacia un lavabo desocupado, pero están todos llenos y me tengo que esperar.

Saco el móvil del bolso para ver si alguien me ha llamado y yo no me he dado cuenta, pero no tengo ni llamadas ni mensajes.
Me doy cuenta de que alguien me está mirando, me giro y veo a la chica del porro que no para de observarme.

- ¿Qué pasa?- Le pregunto. Lleva todo el rato mirándome y no me dice nada. Me doy cuenta que esa pareja que antes estaba en el baño se había ido.
- ¡Estúpida!, es todo culpa tuya, me has amargado la vida… ¡Mierda!- Se ha quemado con el porro que se había hecho antes.
Pero, ¿Qué dice?, si yo a esta ni la conozco, ¿De qué va acusándome de esa manera?
-Oye mira… Yo no te conozco, te habrás equivocado o…- Intento calmar la situación pero eso solo empeora las cosas. Siento que me da un empujón y decido irme de allí antes de que me pegue una paliza.

En el momento que salgo del baño de mujeres noto que choco con alguien.

-Lo siento…- Levanto la mirada lentamente y el rostro de la persona con la que me había dado el golpe resultaba ser Shane.
- Vaya si eres la de antes- Me dice levantando las cejas, sorprendido.- ¿Qué te ha pasado? pareces asustada…- Sus ojos y su boca expresan diversión.
- Nada.

lunes, 8 de febrero de 2010

Capítulo 3

Nos dirigimos a la parte dónde está el escenario, y nos quedamos en la primera fila tomando algo. De golpe, se apagan todas las luces, la gente se va arremolinando a nuestro alrededor dejándonos sin espacio, un humo empieza a salir por el suelo del gran escenario y unas sombras aparecen como por arte de magia.

Empieza a rugir el sonido de una guitarra eléctrica, el momento en el que los focos nos deslumbran por completo y podemos distinguir a cuatro chicos, armados cada uno con su instrumento: La batería, la guitarra eléctrica, el bajo y el micrófono. Todos concentrados mezclando sentimientos y emociones con su música, haciendo que perdamos el control y solamente pensar en esas notas que bailan a nuestro alrededor, sintiendo la música correr por mis venas. Abro los ojos y bailo al momento que observo a los integrantes del grupo, todos están muy concentrados, el del bajo, el batería, el cantante con su potente voz. Dirijo la mirada hacia el guitarrista y me doy cuenta de que sus ojos están posados en mí, no dejan de mirarme y me intimidan, por un momento distingo que la comisura de sus labios se eleva formando una pícara sonrisa, pero me giro bruscamente.

Without course.
Así se llaman. Después de un largo repertorio de canciones con mucho significado salimos fuera a tomar el aire, ya que hay mucho movimiento porque tiene que preparar el escenario para que entre otro grupo.
La tarde es fría y húmeda, el sol se pone dando paso a la noche, por eso llamo a mis padres para decirles que llegaré tarde a casa.
Coge el teléfono mi padre:
-Libby, ¿Dónde demonios estás?
-Estoy tomando algo con mis amigas, ya se lo he dicho a mamá.- contesto despreocupadamente.
-De acuerdo hija, ve con cuidado y no llegues tarde a casa, ¿Te vengo a buscar?-
-No papá, por favor, no tengo catorce años, además, nuestra casa está aquí al lado.- Digo un poco irritada. Mi padre se preocupa demasiado. No me puede pasar nada en este pueblo tan pequeño, además si me viniera a buscar haría un gran ridículo, bueno, mejor no pensarlo.

Termino de hablar con mi padre, y nos ponemos a charlar las chicas y yo, de cotilleos, como todo el mundo, que si ésta se ha liado con ése o con el otro… Hasta que nos interrumpe el sonido de la puerta abrirse dando paso a los chicos del grupo de antes...

viernes, 29 de enero de 2010

Capítulo 2

Tímidamente, continuo avanzando por mi camino, sintiendo el chisporroteo del agua bajo mis botas, a medida que me voy alejando de la casa, oigo esa melodía desvanecerse con el sonido de la llovizna que cae ligeramente.
Me voy acercando al bosque, donde se encuentran las mejores casas del pueblo, unas viviendas señoriales, que te quedas embobado por su presencia, y esos jardines, tan simétricos y cuidados. Normalmente sólo viene gente rica de las grandes ciudades, para desconectar de tanto ruido y tanta contaminación. Por eso cada verano veo a gente muy distinta.
Noto que me vibra el móvil y me detengo.
- ¿Diga?
- Libby, soy Amanda, estoy con Corinne y Dayana en el Rock Daddy, que va a tocar un amigo de Corinne, ¿Te vienes?
- Por supuesto, ¿me esperáis dentro?
- Claro, hasta ahora.
Guardo el móvil en mi bolso negro de piel y me dirijo al Rock Daddy, un local musical. En este pueblo solo hay una discoteca y este local para gente de mi edad, de diecisiete años.
Amanda, Corinne y Dayana son mis mejores amigas, somos compañeras de instituto, y nos conocimos hace poco. Amanda, es de piel clara, pelo castaño y liso, muy liso, con unos ojos grises que te transmiten ternura, es esbelta y con las piernas largas. Corinne es de piel clara y rubia, pero un rubio tirando a castaño, un color tostado, como sus ojos, su estatura es normal, y también es delgada pero no tanto como Amanda. Dayana, tiene el pelo de un castaño rojizo, y con unos rizos grandes y bien formados, es alta y delgada. En cuanto a mí, tengo el pelo castaño oscuro, ondulado, y revuelto muy revuelto, mis ojos son de un verde oliva, y mi cuerpo no es gran cosa, soy de estatura normal y delgada.
Al fin llego a mi destino, y empieza a llover fuertemente. En los porches están resguardadas mis amigas, saludándome felizmente.
- ¡Hey!, ¿no me esperabais dentro?- digo confusa.
- Si, pero todavía no ha empezado y hemos salido a tomar el aire i a fumarme un cigarro.- dice Dayana, sacando el humo de su boca, que se mezcla con el vaho de la humedad y del frío.
Entramos en el local, por fuera parece poca cosa, pero por dentro es enorme. Es un pequeño pasillo, y al final hay unas escaleras que bajan y dan a una pista grandiosa, con un escenario en un extremo, al otro el bar, y subiendo unas pequeñas escaleras encima de esa grande sala, un montón de sofás distribuidos y una baranda donde se puede ver escenario desde arriba. Está todo lleno de gente esperando, unos tomándose cubatas otros sentados en los sofás de arriba,...
Aquel ambiente es acogedor, los grandes altavoces reproducirán la música a todo volumen envolviéndonos en una profunda calma.